miércoles, 27 de enero de 2010

OTRO RELATO DE GENERAL RODRIGUEZ

Entre otras anécdotas, hay una que involucra al señor Director, al Capellán del hospital, a una dama, a un niño de mi sala, y por supuesto al autor de estas memorias.-

El sacerdote en cuestión, me pidió que le enviara a uno de los niños de mi Servicio para ayudarlo en tareas vinculadas al oficio religioso.- Respondí afirmativamente y procedí a buscar un voluntario de mi pequeña Cofradía. Se ofreció un chico de once años que además de tener conocimientos ad-hoc, se prestaría de muy buen grado para la actividad solicitada. Así lo comuniqué, y la referida tarea comenzó de inmediato.-

Un mes después me encontraba trabajando en mi escritorio, y mientras completaba unas Historias Clínicas, a través de la ventana mencionada al principio ví pasar raudamente en una bicicleta, a una joven dama algo gordita. Me llamó la atención, ya que no era ni día ni horario de visitas. Entonces me asomé y pude comprobar que dicho vehículo se encontraba estacionado en la entrada de la Capilla, vecina a mi Sala.

Algunos días después sucedió lo propio y a la misma hora. Le pregunté a la Caba de la Sala, y con evasivas me respondió que creía se trataba de una feligresa que era vecina del pueblo, y que su concurrencia era habitual, mirándome con gesto cómplice…

Otra tarde, mientras examinaba al niño ayudante del cura, le pregunté qué tal andaban sus cosas, a lo que me contestó muy serio, que no solamente ayudaba en las tareas simples del principio, sino que además tenía que barrer la Capilla y los alrededores, arreglar la cama del sacerdote, servirle el desayuno y las comidas, levantar la mesa y lavar todo, platos, cubiertos etc. Es decir, que mi paciente estaba todo el día en disponibilidad de aquél hombre, con mi “supuesta” autorización.

-Me dirigí de inmediato al habitáculo del joven cura, enfrentándolo en forma clara y lanzándole una catarata de palabras referidas directamente a su inconducta, y explicándole que iba a dar parte, ya mismo, a la Dirección del Establecimiento. Él intentó gritarme, y respondí provocando su huída apresurada.-

-Acto seguido me entrevisté con el Director y puse los sucesos en su conocimiento. En el Hospital hubo un tremendo revuelo, ya que se le comunicó oficialmente que se solicitaría la suspensión correspondiente a las autoridades de las que dependía. Pero también reaccionó indebidamente el Personal subalterno, que quiso tomar represalia por mano propia, e inmediatamente juntaron en un gran recipiente basura de otros sectores, colocándolo en la entrada de la Capilla. El cura, indignado, pensó que aquello había sido ordenado por el Director, y alzando el gran recipiente, lo trasladó hacia el edificio principal, colocándolo en la entrada del despacho del Dr.Texidor.-

A la mañana siguiente, el intenso olor de la podredumbre, provocó la reacción psicótica del Funcionario, que levantó el tacho de basura, atravesó los 50 metros del patio, y lo arrojó con fuerza contra la puerta del Templo.-

Ese mediodía, cuando llegamos a tomar servicio, el que habla y los Dres. Delle Piane y Cacopardo, no podíamos creer lo que estábamos viendo: el Hall de la Dirección, lleno de basura totalmente putrefacta; el Director queriendo golpear al cura y gritándole que iba a hacer un Sumario; el ex ayudante (paciente de mi sala), que junto a una enfermera gritaban : y que diga la novia que tiene, que es fulana de tal!, delante de dos policías que pretendían separarlos, ante la mirada risueña de la gente…También estaba presente un periodista con un fotógrafo, ambos del diario local, que le hacían preguntas al hombre de la Sotana, que contestó ¡Prefiero un sumario por cojudo y no por puto!(sic)-

ESPERO QUE SE RÍAN, PUES DE ESTO DOY FE .

JOTACET- 27-ENERO- 2010

sábado, 23 de enero de 2010

DON VALDÉS


En General Rodríguez había muchos personajes cómicos, como en todos los pueblos de la provincia, pero hubo uno que fue el más sobresaliente: el señor Don Valdés, que era un chacarero muy bruto, pero le decían Don porque tenía muchísima plata.- Así como era de bruto era de bueno, y siempre colaboraba con el Hospital Vicente López y Planes. En el pueblo, era corriente ver pasar en todas direcciones a la suegra de Don Valdés conduciendo un “sulky” con el que repartía todos los productos de la chacra, y ya era como una parte del paisaje. Una tarde me llamó el Director Dr. Carlos Texidor, para pedirme que lo acompañara hasta la casa de Valdés, ya que había enfermado la suegra, y hacia allá nos dirigimos. Era pleno verano, y las habitaciones enormes y con piso de ladrillos, muy frescas pero con poca luz. La examiné y toqué unos bultos en su hígado.-Entonces pedí que corrieran las cortinas, y comprobé que la señora estaba con una ictericia seguramente obstructiva, ya que la orina era muy obscura y la materia fecal casi incolora. Se lo comunicamos a Don Valdés y a su mujer, y les expliqué que había un mal pronóstico. La señora dejó de existir a los pocos días, y el director me pidió que lo acompañara al sepelio. En la casa estaba la gente del pueblo, casi todas mujeres. Llegó el momento del entierro, y nos enteramos que la difunta había pedido en vida, un responso en la Basílica de Luján, con posterior traslado al cementerio de Moreno, “para descansar con sus hermanos”.- Entonces partieron todas las mujeres y unos pocos hombres hacia Luján. Los demás nos quedamos con el filántropo y sus amigos, y con cara de circunstancias. Empezaron a beber anís y ginebra, mientras se comentaba la mala suerte de la vieja, y cuando alguien dijo algo de “la tiricia”, Valdés, que estaba en copas, exclamó ¡Lindo color, carajo!-Al rato, un señor de la compañía de pompas fúnebres anunció que convenía irse acercando a la estación, porque el cortejo procedente de Luján, estaría a punto de llegar, para volver a partir rumbo a Moreno. Entonces fuímos todos juntos caminando lentamente con nuestro benefactor, y al llegar a la estación ya se divisaba a lo lejos, la caravana de automóviles de color azul, viniendo hacia nosotros. En esos momentos, rodeamos a Don Valdés y comenzamos a palmearlo para consolarlo, pero al llegar el Porta-ataúd, el chacarero exclamó en voz alta: ¡Mirá qué corte, mi suegra en coche! Aprovechando la confusión, desaparecí en mi auto hacia Buenos Aires…

También se le atribuía a Valdés, cosa que no me consta, que era tan bruto que una tarde, mientras estaba recostado en paños menores, la esposa le pidió que cuidara al hijito de tan solo un año de edad, mientras ella iba a tender la ropa. Pasó un rato, y a la mujer le extrañó tanto silencio ya que el niño era muy llorón, y al entrar en el dormitorio vió que estaba entretenido, mirando los genitales del padre. Entonces le gritó con todas sus fuerzas, que era un animal, y cómo hacía semejante cosa, a lo que Don Valdés respondió, imperturbable, ¡Y qué querés, que le dé una tijera, pa’que se saque un ojo?!
Yo creo que esta anécdota es inventada, pero así se divertía la gente de Gral. Rodríguez.-

JOTACET- 23-ENERO-2010

jueves, 21 de enero de 2010

JUANCITO, UN PERSONAJE INOLVIDABLE


Un día, al entrar a mi despacho, estaba la Caba con las enfermeras y las mucamas, pues querían hablar conmigo por serios problemas con un chico de diez años, que estaba internado desde dos meses antes. Juancito era el colmo de la desobediencia y de la agresividad, tanto con los otros pacientes como con el Personal en general, por lo que me solicitaban que pidiera su traslado a otro servicio. Ordené que lo trajeran para poder conversar con él a solas. Se trataba de un niño muy inteligente, fuerte, que estrechó con ganas y sorpresa la mano que le tendí. Me contó que su padre había sido detenido cuando él era muy chiquito y no lo había visto más. También me dijo que su mamá se había enfermado y había fallecido hacía mucho tiempo. En resumen, había quedado solo a los cinco años, y se había ocupado de él un diariero de la localidad de Moreno, con quien vivía y comía, y por supuesto, vendía diarios en la estación del tren. -Desde los 5 hasta los 10 años, había pasado gran parte de los días vagando y aprendiendo a defenderse sólo y como podía, habiendo cursado el primer grado de la escuela primaria y en forma muy irregular, mientras recogía lo que encontraba por las calles y se podía vender ó canjear por cualquier otra cosa. Algunas veces “encontraba” cosas que tenían dueño pero él no lo sabía. Juancito guiñaba el ojo cada vez que expresaba algo con picardía, reflejando su enorme simpatía. Le hice servir un café con leche que bebió con mucho agrado, y entonces me dijo que se sentía mucho mejor que cuando lo internaron, y que ya comía mejor y le quedaba muy poca tos y ya estaba sin fiebre.-Me quedé observándolo un rato y entonces tomé la importante decisión: saqué del cajón de mi escritorio un cuaderno de 100 hojas y se lo entregué junto con varios lápices, y le expliqué que acababa de nombrarlo Encargado de Disciplina del pabellón a mi cargo. Pese a lo relatado Juancito escribía bastante bien, y leía de corrido, entonces le indiqué que debía recorrer la sala y anotar en aquel cuaderno todas las novedades que creyera importantes para ponerlas en mi conocimiento las tres veces que concurría por semana. Me sorprendí sobremanera, ya que Juan anotaba todo, desde el nombre y cama de los que hacían travesuras durante la siesta, ó los que se negaban a comer, ó rompían cosas, ó “deshacían” la cama, ó “jorobaban” en el baño, y hasta los que intentaban masturbarse, (pero dicho con su propia jerga callejera).- También anotaba a los que desobedecían las indicaciones del Personal. Por supuesto que todos los “anotados” eran además debidamente amenazados por el terrible Juancito. Le fui poniendo en claro todos los ítems, aceptándole solamente alguna velada advertencia a los demás chicos, prohibiéndole todo tipo de “acciones directas”. Nunca imaginamos la efectividad de su accionar, que casi había devuelto el orden a esta sala, citando ante mí a todos los “anotados”, para charlar los temas en forma individual. Aquél niño violento, indisciplinado e incorregible, había desaparecido como por arte de magia, transformándose en otro individuo alegre y feliz, por haber sido distinguido, quizá por primera vez en toda su vida. Por eso lo llevaré en mi memoria, ya que también él me ayudó a madurar en este largo aprendizaje. Si vive en este momento que escribo mis memorias, tendrá unos 40 años ó algo más, y deseo que sea un buen padre de familia.-

Yo presté servicios en ese hospital durante 7 años, y me dejó un montón de lindos recuerdos, como el cuadro que estaba en la Dirección, con una enorme fotografía de color sepia, tomada el día de la inauguración. En ella se veía claramente la estación ferroviaria de madera y chapas, con el largo camino de tierra hasta la entrada del Hospital. Una multitud de gente caminando, con las señoras vestidas de largo y los hombres con Ranchos y otros sombreros antiguos, y algunas damas portando sombrillas para protegerse del sol. Delante de todos, una Banda militar ejecutando vaya a saber qué sones marciales: realmente, había sido todo un acontecimiento, en aquella fecha que ya ni recuerdo.-

Otro recuerdo imperecedero fue el Aniversario de los 50 años de funcionamiento del Nosocomio que tuvo una organización extraordinaria. Hubo muchísimos invitados tanto argentinos como extranjeros, sobre todo uruguayos. Concurrieron los principales jefes de servicio de la Especialidad de todo el país, especialmente de Capital Federal, Rosario, Córdoba, Litoral, La Plata, etcétera.- El director del Hospital Muñiz, Dr. José M. Leston, disertó sobre Neumopatías Agudas con apariencia de Específicas, y su Diagnóstico Diferencial, y lo hizo de forma magistral, quizá la mejor exposición que escuche en toda mi carrera, así como la inigualable iconografía utilizada.-

Los actos culminaron con un descomunal almuerzo que incluyó el infaltable asado al asador. Entonces me ubicaron en una gran mesa, que realmente era un lugar preferencial. La cabecera estaba ocupada por el Profesor Croxato; a su derecha, el Profesor Leston; a su lado, el Profesor Juan Carlos Rey, titular de la Cátedra del Muñiz.- Frente al Dr. Leston y a la izquierda de Croxato, estaba mi lugar, y a mi izquierda el Prof. Amadeo Joaquín Rey, autor del libro de texto de Tisiología, y jefe del Pabellón Koch del Muñiz. A su lado, un especialista de Rosario, y otro de Córdoba, que amenizaron la comida contando jugosas vivencias del famoso Hospital Santa María, de la serranía cordobesa. Entre otras cosas, contaban que a los fallecidos los bajaban con una especie de carro, al anochecer, hacia el cementerio local.-La casualidad quiso que, 25 años después, mi hijo Julio Alfonso me prestara un libro excelente de Thomas Mann, titulado La Montaña Mágica. En esa famosa obra, el autor relata historias de pacientes afectados de Tuberculosis, internados en un famoso establecimiento de montaña, en Suiza, y entre otras cosas, comenta que a los fallecidos los bajaban en una especie de trineo, por la ladera de la montaña, durante la noche, y algunos pacientes escuchaban el típico ruido de ese vehículo sobre la nieve, y sabían lo que estaba sucediendo. Al leerlo, me estremecí ya que evoqué inmediatamente lo que contaron aquellos Tisiólogos de Córdoba en aquel almuerzo memorable, porque los médicos experimentamos vivencias parecidas, aún en circunstancias diferentes.- En estos casos, las historias estaban unidas por ese pequeño bacilo…

JOTACET- 21- ENERO- 2010

miércoles, 13 de enero de 2010

LOS NIÑOS DE GENERAL RODRIGUEZ Y YO


El pabellón a mi cargo tenía un nombre exótico: Pabellón Gaggero, en homenaje a un personaje famoso de la historia local. Mi despacho era un gran ambiente, con un enorme hogar de leña, escritorio, dos roperos antiguos donde se guardaban unos libros enormes de la época en que se hacía tratamiento “desensibilizante” con inyecciones subcutáneas de B.C.G. diariamente a todos los pacientes, y se anotaba cada aplicación a cada niño, cada día y durante años. A la derecha de mi escritorio había una gran ventana, en la que habitualmente se paraba alguna vaca rumiando y mirando hacia adentro. Pero además, se observaba cómodamente el bosque y las plantas llenas de flores.

Había una caba enfermera, con un plantel adecuado, y mucamas y celadoras, con cocinera y ayudantes para atender adecuadamente a los niños. Las habitaciones eran de dos y tres camas. Algunos más pequeños además de su cama tenían su “corralito” porque todavía no caminaban. La higiene se mantenía celosamente, igual que la disciplina, tanto en las habitaciones como en el comedor, y durante la noche y la “siesta”, que era obligatoria.-Casi todos los niños padecían de tuberculosis de Primoinfección, y no eran contagiosos.- Cada tanto se producían casos de enfermedades comunes que algunas veces adquirían el carácter de pequeñas epidemias, solamente en la sala, y otras trascendían a otros pabellones del nosocomio. Los padres de muchos chicos estaban internados en otros hospitales de la especialidad, como el Tornú, Santojanni ó Muñiz. Eso entorpecía el alta en algunos casos, ya que no tendrían con quien estar en sus domicilios, en caso en que tuvieran un hogar real, y así pasaban meses y hasta años, en que esos inocentes carecían de destino formal y lógico, y también de la instrucción primaria adecuada, prolongando su analfabetismo sin que las autoridades buscaran la solución a ese grave problema. Cuando nosotros reclamábamos por el destino de un niño, habitualmente se lo trasladaba hacia algún instituto de menores, donde iba a convivir con niños delincuentes, sin ningún proyecto de rehabilitación.- Por esos motivos, conseguimos habilitar 2 salas que habían sido de adultos y se encontraban sin pacientes, para albergar a aquéllos que estaban curados, y también se consiguió luego de trámites interminables, que el Ministerio de Educación dispusiera una enseñanza primaria normal, hasta que pudieran irse con su familia u otros tutores, y se interrumpiera su desarraigo.- Junto con mis colegas, puedo decir con todo orgullo, que fui pionero en ese sentido.- Quién me iba a decir que treinta años después iba a contemplar, como en este siglo XXI, la total desaprensión de los políticos corruptos y ladrones, que han permitido la casi total destrucción de la salud y la cultura de la mayoría de nuestros niños, aunque no sean carentes de familiares, tan incultos como ellos mismos!! -
Trabajé allí desde 1964 hasta 1971, en que renuncié.


JOTACET- 13-ENERO-2010

miércoles, 6 de enero de 2010

LA VIDA QUE ME TOCÓ EN EL REPARTO


Nací en una casa con jardincito adelante y dos limoneros. Mi vieja, linda mujer, una santa. El viejo, un lujo de aquellos. Ella cocinaba, lavaba, planchaba, me mimaba. Él escribía, era empleado y tocaba el violin muy bien. Mis dos hermanas, mayores, y yo el querubín algo turro. Barrio gris y de oro bajo, con un cana en la esquina. Conventillos por doquier, muchos amigos bien atorrantes. Yo estudiaba y me gustaba. Teníamos una radio de madera. El pescado lo vendía un tano con dos canastas y cachos de hielo encima. El lechero traía unas vacas sueltas y las ordeñaba en la puerta de casa. En la esquina sonaba la corneta del carro de la Panificación Argentina, y todos salian corriendo a comprar.
Yo me sentaba en el umbral de casa, y veía pasar a las chicas obreras de la fábrica de la otra cuadra, y escuchaba un ruidito del roce de sus piernas… era el percal…y yo junaba, escuchaba, y me hacía los ratones.
La pelota, el fútbol en la calle, el griterío, jugar a la escondida y abrazar a las nenas para escondernos…
Tantas cosas lindas, como el aroma de las baldosas del patio mojadas, ó el que venía desde la cocina cerca del mediodía…
El colegio de San Nicolás y mi María Elena, aquella mina hermosa que me enseñó a leer y escribir, allá por el año 1.938. El secundario, en el Nacional Mariano Moreno, y mil amigos y profesores más…la cabeza, hinchada de conocimientos…
Después, la Facultad de Medicina, los hospitales, los pacientes, y Tocar la Pobreza y el Dolor con mis propias manos, y percibir el olor de la tristeza y el sufrimiento…
Una novia, Hilda, sí, la misma hasta ahora, mi esposa, la madre de mis hijos, la mejor Mina de ese Mazo bien revuelto, y la mejor pediatra del mundo…¡Hace 55 años que tiramos del mismo carro juntos, gracias a dios!
También nos tocaron todos los gobiernos de mierda, y no le hicimos asco a ninguno: ¡Viva la Democracia, Carajo!
Pareciera que el reloj se detuvo en algún momento, porque en la yeca, siempre se campanea el mismo panorama: pordioseros, chicos comiendo salteado, hasta de la basura, punteros ladrones, corrupción, casitas de lata, cartón y maderas, cortes de calles, pancartas de varios colores….¡y siempre largos discursos que no dicen nada..!

MENOS MAL QUE SE ME DA POR ESCRIBIR Y HACER POEMAS, Y HABLAR EN LUNFARDO- ES LA MEJOR CATARSIS- SE LA RECOMIENDO A TODOS. HE DICHO

JOTACET- 06-ENERO-2010

martes, 5 de enero de 2010

LA VIDA: ESE CARROUSELL



Cuando somos niños, uno de los placeres más preciados como premio al buen comportamiento, además de los otros juegos, es que nuestros padres nos lleven a ese enorme y mágico monstruo de colores que no termina de girar, con su agradable música, igual que todo un verdadero Universo.-

Es el querido Carroussell que cada tanto, y a veces nunca, nos da el premio tan merecido por los niños de gratificarnos, en nuestra incomparable alegría, dando otra interminable vuelta, sin tener que retribuir nada más que nuestra risa inocente…

-Pero a veces el premio no es el fruto simplemente del azar, sino el producto de la benevolencia de ese hombre que ama a los niños, y decide dejarnos sacar el premio y dar otra vuelta más…

En nuestra inocencia, creemos que nuestra destreza ha merecido extraer la anhelada sortija. Y girando continuamente, siempre en el mismo sentido, no caemos en la cuenta que ante nuestros inquietos ojos se suceden siempre las mismas cosas, que en cada vuelta, nuestra imaginación las capta como novedades, y hasta nos sorprende cada vez, la imagen de nuestros padres sonriendo…

-La Vida, se me hace un imparable Carroussell de decenas de miles de kilómetros de recorrido, donde siempre se repite la misma secuencia, pero en cada circunvalación, con el correr del tiempo, nos parece ver escenas y hechos diferentes, ya que cada vuelta miramos con diferentes ojos, en función de la experiencia, el optimismo, y los deseos de nuevos proyectos.-

Eso hace que creamos ver el viejo aparato con la sortija, y mentalmente estiremos el brazo, para que tal vez se cumplan nuestros sueños.-En este movimiento circular continuo y no tan uniforme, llegará un momento en que todo se detenga, a lo mejor sin darnos cuenta, y en ese caso, al ignorar su detención, no tendremos más remedio que seguir “viviendo” eternamente.

Cuando era muy pequeño, me encantaba que mis padres me dejaran revisar el álbum familiar con aquellas fotografías color sepia, página por página, preguntando una y mil veces, quienes eran los personajes que veía.

Mis padres, incansablemente, me complacían, con excepción de la primera página, donde existían dos espacios sin fotos, en los cuales sólo se veían pequeñas manchitas como de tierra. Yo preguntaba cuáles eran las fotos que faltaban, y siempre me contestaban que no sabian, lo que alimentaba aún más el misterio.-

Siendo ya grande, médico y padre de familia, saqué la lógica conclusión sobre aquellas manchitas, y ahora sé que no eran de tierra, sino de polvo cósmico, ó A.D.N., tratándose nada menos que de las fotos de mis Ancestros, que viajaron por el Cosmos, hasta ubicarse en la primera página del viejo álbum familiar.-

Por eso, comparo la Vida con un gigantesco Carroussell: el Cosmos con su polvo y sus cadenas de A.D.N., los “granitos de polen”, el transcurso de los años y las décadas, viendo suceder las mismas cosas de diferente modo, pero con una Evolución siempre parecida.-

Los hombres, más evolucionados, pero Incapaces de superarse a sí mismos, toman soluciones Coyunturales a expensas de los demás. Así se suceden las guerras, los Holocaustos y las verdaderas Tragedias, ya que el Hombre es el único Animal que repite los mismos errores…

Y así, la enorme Calesita sigue girando, pasando siempre por los mismos lugares y circunstancias, ya que somos Incapaces de aprender de la Maestra más perfecta que tenemos, la Historia, que nos enseña las equivocaciones, para que tratemos de repetir solamente los Aciertos.!!

Dedico mis pequeños Delirios a todas las personas que amo:
*A mis padres-
*A mi mujer, Hilda, compañera irreemplazable-
*A mis hijos, fuente de toda razón de mi existencia:Julio Alfonso ,Rosa Agustina y Flavio.
*A mis nietos, Florencia y Sebastián, incomparables granitos de Polen-
*A todos mis familiares
*A todos mis amigos
*A todos los que sufren-
*A los Buenos y a los Malos-
*A los sobresalientes y a los mediocres-
*A todos los que coinciden y a los que disienten con mis ideas-
*A todos los que dan vueltas en este Carroussell


JOTACET-05- ENERO- 2010