viernes, 15 de abril de 2011
-UNA HISTORIA DE MI BARRIO-
UNA HISTORIA DE MI BARRIO La mina, flaca, perdedora, recostada en un árbol contaba las monedas y decía ¡que lo reparió, mierda! Mientras el cielo gris, amenazaba ponerse a llorar… En la puerta del bar de enfrente la junaba un tipo muy alto, flaco, pelo largo y cincuentón… la mina lo vió, y el cofla le sonrió y le hizo señas de tomar un feca. Ella hizo un leve gesto con la mano y comenzó a cruzar la calle, justo cuando caían las primeras gotas. El lungo se arregló el pelo y se acercó al cordón, y dijo: Nico, y vos? Ella dijo Carmen, tanto gusto… él le besó suavemente la mejilla y dijo: mejor entremos, que hace fresco y empezó a llover, la agarró del brazo y abrió la puerta del bar. Entraron y se sentaron en la mesita donde él había estado toda la mañana. El cenicero aún cobijaba tres colillas acurrucadas, acariciando las cenizas de lo que había pensado el tipo mientras fumaba… El pocillo mostraba el fondo oscuro y un escarbadiente todo mordido… El viejo hispano se acercó solícito y dijo ¿Tú de nuevo por aquí?, y riendo comenzó a levantar todo y preguntó: ¿qué les traigo? Le dijeron y el mozo se alejó gritando ¡dos cafés dobles, uno cortadito! El flaco del pelo largo le dijo: nena, si querés pellizcar algo, dále, que aquí tengo crédito. Y Nico le contó que él laburaba haciendo changas, pero ahora estaba sin laburo, y esperaba que la situación cambiara, y que él confiaba en la viuda chamuyera… Carmen le contó que ella era costurera y bordadora, y que ahora el laburo era muy escasany, y ella también esperaba que la cosa mejorara… Nico dijo que él era solo y alquilaba un altillo a diez cuadras de ahí, a lo que ella dijo que estaba sola, porque el hermano mayor estaba en cana por “dedos ágiles”, y su hermano menor estaba en la sala 16 del hospital Muñiz por un virus de mierda que le contagió un trolo… El mozo, (tarareando La Bien Pagá), les sirvió lo pedido y dijo que lo llamaran si gustaban algo más. Charlaron largo rato y se fueron animando cada vez más. Pidieron otro café y esta vez con dos medialunas. Hablaron del barrio, de la vida, de la familia, y de todo un poco. Entonces Nico le dijo: mirá, paró de llover, así que podemos ir caminando, te acompaño a tu casa. El gallego les dijo que vuelvan cuando gusten, y a Nico le dijo: anda tranquilo, hombre… Comenzaron a caminar y Carmen le dijo: son seis cuadras para allá, Nic, y el le tomó la cara con sus manos, y se besaron en serio… y ella exclamó: vos sí que sos un buen hombre, hoy ha sido mi día de suerte, apretaron sus manos húmedas como adolescentes, al llegar a una esquina vieron un cartel que decía Albergue Transitorio, y rieron con ganas. Entonces Carmen dijo en un susurro…¿Y porqué no, total..? Nico emprolijó su vieja y gastada corbata, abrió la puerta y entraron, con una nueva esperanza en algo que se inicia…y él, sonriendo, le dijo al oído: acá también tengo crédito, mi amor! JOTACET- 15-abril- 11-
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