Durante la década del ’70, toda la ciudad estaba convulsionada por la actividad de grupos guerrilleros, y la correspondiente réplica armada de las fuerzas de seguridad. Yo tuve que atender en mi guardia, a la madrugada, a un Cabo Primero de la policía, que resultó herido por un disparo de una pistola Máuser en la región lumbar izquierda. Este hombre pasaba caminando frente a un destacamento de la Caminera, en Avda. General Paz y Emilio Castro, en momentos en que eran atacados por elementos desconocidos, recibiendo el impacto mencionado. El policía presentaba cuadro de shock con profusa hemorragia interna. La hipotensión era extrema, y le dimos 4 unidades de sangre “a chorro”, mientras él recuperaba el sentido por momentos, pidiéndome que lo salváramos porque tenía dos hijos muy pequeños! Rápidamente lo trasladaron al Hospital Churruca, y supimos que la bala le había destruído prácticamente el riñón izquierdo, falleciendo esa misma tarde. Nunca olvidaremos el rostro de aquel padre desesperado, y vaya a saber qué fue de su mujer y sus hijos.-
Tuvimos otros casos peliagudos, como el de aquél Sargento Primero de la comisaría 42, que estaba interrogando a un conjunto de 9 menores en una esquina en la calle Cosquín, y habían revisado a todos y faltaba el último, el que extrajo un revólver 38 efectuándole 6 disparos a quemarropa, de los cuales 5 dieron en el blanco. El sargento era muy corpulento, y “se cubrió” con sus 2 enormes brazos, y al examinarlo comprobamos que todos los impactos estaban en una mano, ambos antebrazos y ambos brazos. El policía nos sonreía y nos decía que todos “lo cargaban” por ser gordo, pero se había salvado gracias a eso. Por suerte, no tuvo secuelas.-
En una de las esquinas del hospital, había un negocio de un muchacho que tenía fama de “encarador” y pendenciero. En su bolichito arreglaba radios, planchas, ventiladores, televisores, etc.- Un jueves a las 7.30 horas, llegué a tomar la guardia y encontré al Dr. Caudo con los demás integrantes de la guardia de los miércoles, que muy divertidos me dijeron: “estuvimos atendiendo al Guapo Lamparita”. Y me contaron que esa mañana bien temprano, el electricista había sido traído por unos amigos raros, a la guardia, por presentar intensas molestias en el recto .Cuando procedieron al exámen proctológico, se encontraron con algo realmente insólito, ya que el presunto pendenciero de Mataderos, tenía, introducida en el recto, una de esas lámparas que nunca sabemos para qué sirven, son cilíndricas y en su interior se ven filamentos que forman como una casita con unas láminas de mica. Tienen un culote con 5 salientes metálicos que habitualmente se enchufan en 5 orificios del aparato electrónico correspondiente.- Por suerte, el paciente tenía las patitas metálicas hacia fuera, así que le pudo ser extraído todo fácilmente. El mencionado cuerpo extraño quedó como trofeo en la vitrina de la sala de guardia, y de allí el apodo tan apropiado de “Guapo Lamparita”.- (a los pocos días supimos que se había mudado del barrio, ya que entonces los homosexuales todavía no eran exhibicionistas).- Este relato es Histórico, y no pretende discriminación alguna.-
El Santojanni tenía al frente una plaza con pinos, un mástil con la Bandera Argentina, y dos estatuas de bronce, una del General San Martín, y frente a ella, un Cóndor, que tenía cabeza como de pollo, siempre mirando al Libertador. A un costado, sobre Acassuso, en la mitad de cuadra, el taller mecánico de mi amigo Eduardo, que me “sacó la lengua” durante 10 años, porque le descubrí un Angioma sublingual, que nunca se lo dejó operar, entonces me lo mostraba siempre, para seguir la evolución.- Ganaba mucha plata, porque los médicos tenían coches bastante nuevos, pero Eduardo siempre les encontraba algo…Cuando yo empecé en el Santojanni, en la misma esquina, había dos comercios que fueron famosos : uno era una Empresa de Pompas Fúnebres, y al lado, una antigua Vinería que se llamaba “La Santojanni”. Ese barrio era un fenómeno.- El director, Dr.Scattini, un día me dijo: gordo, fijate bien cuando las visitas les traen las gaseosas a los enfermos. Si ves botellas de Coca Cola grandes, sacudilas, porque si no producen espuma, son de vino tinto de La Santojanni! ¡Ese Director resultó brujo! Y a los tuberculosos los conocía mejor que yo…
Se internaban muchos Bolivianos, y el interrogatorio era dificultoso, ya que en su mayoría hablaban Kechua ó Maimará. Por eso teníamos que utilizar a otros como intérpretes.- Casi todos ellos eran mineros, ó trabajaban abriendo caminos en Socompa y otros lugares de la Cordillera. Adquirían fibrosis pulmonares por aspiración crónica de polvo (neumoconiosis, silicosis) que eran progresivas, y según contaban ellos, y era verdad, se tuberculizaban cuando cruzaban a territorio argentino “para vivir mejor”!!
En el servicio de Oncología, atendíamos Araujo y yo, con la enfermera Ana María, que era cordobesa, de la localidad de Unquillo.- Además concurrían otros colegas, tales como el Dr. Luis Balbiani, José Tessler, y Juan Carlos Cervellino, todos los cuales fueron muy conocidos en nuestro medio.-
Una mañana tuve que atender a una señora muy agradable, de apellido Lovagnini, y un tiempo después conocí a los dos hijos, uno de los cuales era comerciante, y el otro Policía y Abogado, y se desempeñaba como Jefe de la zona de Junín.- Me gustaba charlar con él, ya que en confianza me comentaba cosas inéditas sobre el tema de la subversión. La madre evolucionaba muy bien, y le seguí haciendo los controles mucho tiempo, inclusive cuando pasé al Hospital de Oncología en 1977.-
Otro día, la enfermera Ana María me hizo pasar a una paciente de primera vez, que era oriunda de la provincia de Tucumán. Al ver la historia clínica, me entero que la señora se llamaba María Santucho, y que quería continuar su tratamiento en la capital.- Charlamos un rato, la examiné, y se me ocurrió preguntarle “qué se sentía al llamarse Santucho”. La señora me miró sin inmutarse, y me contestó: “lo único que se puede sentir, doctor, un enorme orgullo”.- Sucedía que ella era la madre de Santucho, el hombre más buscado por ser el principal jefe de la subversión en la Argentina. Por eso digo que la Providencia nos dá, a los médicos, la oportunidad de conocer a toda la sociedad, y poder escuchar todas las versiones de los temas más cardinales, lo que es nuestro inmenso privilegio! –
En el servicio de Oncología, los amigos del área de Mantenimiento, me habían instalado pequeños parlantes en la sala de espera, que permitían emitir música funcional, y con Araujo teníamos sendos grabadores estereofónicos de cinta abierta, con muchísimas horas de grabación, que era nuestro otro “hobby”, así los que esperaban lo hacían en un ambiente muy agradable.- Estos mismos amigos, utilizando materiales diversos, me fabricaron un pizarrón hermoso, pintado con esmalte Pizarra de color verde, que utilicé durante años, hasta que cerraron el Hospital para su remodelación, y entonces, como era mío, me lo traje a mi casa, y aquí lo tengo desde hace 25 años, con la satisfacción que en él, ahora dibujan y escriben mis nietos.- El día que me lo traje a casa, no pude menos que escribirle algo a ese ser que parece inanimado y que me acompañó tan profundamente hasta ahora.
VERSOS PARA MI PIZARRON DE ONCOLOGIA Julio C.Tagle-03-02-1977-
Antiguo pizarrón conglomerado
que con verde matiz fuiste esperanza
cuando en tu cara mostrabas la semblanza
de algún tema inquietante y ya estudiado.
Cuando en el frente, por tizas borroneado,
multicolores polvos exhibías
mostrando, siempre erguido y sin fatigas
Quién sabe cuántos dibujos delirados.-
Desde el somero plano de mi casa,
hasta el nucleico confín de Cromatina
vos tuviste Tritiada Timidina,
O los secretos de Inversa Transcriptasa.-
También tuviste de flores, el dibujo,
ó de escritores sus célebres palabras
E interminables fórmulas copiadas,
O algún refrán afín que nos sedujo…
Te llevaré conmigo adonde vaya
Porque Tú eres, tan sucio y arrogante
La esencia de mi alma de Estudiante
¡Y del sinfín del Saber, el Atalaya!
NOTA: la “timidina tritiada” es una sustancia utilizada en la investigación de citología .y la Transcriptasa Inversa, es una enzima cuyo descubridor mereció el Premio Nobel de aquella época.-
JOTACET- 06- noviembre- 09-