Entre otras anécdotas, hay una que involucra al señor Director, al Capellán del hospital, a una dama, a un niño de mi sala, y por supuesto al autor de estas memorias.-
El sacerdote en cuestión, me pidió que le enviara a uno de los niños de mi Servicio para ayudarlo en tareas vinculadas al oficio religioso.- Respondí afirmativamente y procedí a buscar un voluntario de mi pequeña Cofradía. Se ofreció un chico de once años que además de tener conocimientos ad-hoc, se prestaría de muy buen grado para la actividad solicitada. Así lo comuniqué, y la referida tarea comenzó de inmediato.-
Un mes después me encontraba trabajando en mi escritorio, y mientras completaba unas Historias Clínicas, a través de la ventana mencionada al principio ví pasar raudamente en una bicicleta, a una joven dama algo gordita. Me llamó la atención, ya que no era ni día ni horario de visitas. Entonces me asomé y pude comprobar que dicho vehículo se encontraba estacionado en la entrada de la Capilla, vecina a mi Sala.
Algunos días después sucedió lo propio y a la misma hora. Le pregunté a la Caba de la Sala, y con evasivas me respondió que creía se trataba de una feligresa que era vecina del pueblo, y que su concurrencia era habitual, mirándome con gesto cómplice…
Otra tarde, mientras examinaba al niño ayudante del cura, le pregunté qué tal andaban sus cosas, a lo que me contestó muy serio, que no solamente ayudaba en las tareas simples del principio, sino que además tenía que barrer la Capilla y los alrededores, arreglar la cama del sacerdote, servirle el desayuno y las comidas, levantar la mesa y lavar todo, platos, cubiertos etc. Es decir, que mi paciente estaba todo el día en disponibilidad de aquél hombre, con mi “supuesta” autorización.
-Me dirigí de inmediato al habitáculo del joven cura, enfrentándolo en forma clara y lanzándole una catarata de palabras referidas directamente a su inconducta, y explicándole que iba a dar parte, ya mismo, a la Dirección del Establecimiento. Él intentó gritarme, y respondí provocando su huída apresurada.-
-Acto seguido me entrevisté con el Director y puse los sucesos en su conocimiento. En el Hospital hubo un tremendo revuelo, ya que se le comunicó oficialmente que se solicitaría la suspensión correspondiente a las autoridades de las que dependía. Pero también reaccionó indebidamente el Personal subalterno, que quiso tomar represalia por mano propia, e inmediatamente juntaron en un gran recipiente basura de otros sectores, colocándolo en la entrada de la Capilla. El cura, indignado, pensó que aquello había sido ordenado por el Director, y alzando el gran recipiente, lo trasladó hacia el edificio principal, colocándolo en la entrada del despacho del Dr.Texidor.-
A la mañana siguiente, el intenso olor de la podredumbre, provocó la reacción psicótica del Funcionario, que levantó el tacho de basura, atravesó los 50 metros del patio, y lo arrojó con fuerza contra la puerta del Templo.-
Ese mediodía, cuando llegamos a tomar servicio, el que habla y los Dres. Delle Piane y Cacopardo, no podíamos creer lo que estábamos viendo: el Hall de la Dirección, lleno de basura totalmente putrefacta; el Director queriendo golpear al cura y gritándole que iba a hacer un Sumario; el ex ayudante (paciente de mi sala), que junto a una enfermera gritaban : y que diga la novia que tiene, que es fulana de tal!, delante de dos policías que pretendían separarlos, ante la mirada risueña de la gente…También estaba presente un periodista con un fotógrafo, ambos del diario local, que le hacían preguntas al hombre de la Sotana, que contestó ¡Prefiero un sumario por cojudo y no por puto!(sic)-
ESPERO QUE SE RÍAN, PUES DE ESTO DOY FE .
JOTACET- 27-ENERO- 2010
El sacerdote en cuestión, me pidió que le enviara a uno de los niños de mi Servicio para ayudarlo en tareas vinculadas al oficio religioso.- Respondí afirmativamente y procedí a buscar un voluntario de mi pequeña Cofradía. Se ofreció un chico de once años que además de tener conocimientos ad-hoc, se prestaría de muy buen grado para la actividad solicitada. Así lo comuniqué, y la referida tarea comenzó de inmediato.-
Un mes después me encontraba trabajando en mi escritorio, y mientras completaba unas Historias Clínicas, a través de la ventana mencionada al principio ví pasar raudamente en una bicicleta, a una joven dama algo gordita. Me llamó la atención, ya que no era ni día ni horario de visitas. Entonces me asomé y pude comprobar que dicho vehículo se encontraba estacionado en la entrada de la Capilla, vecina a mi Sala.
Algunos días después sucedió lo propio y a la misma hora. Le pregunté a la Caba de la Sala, y con evasivas me respondió que creía se trataba de una feligresa que era vecina del pueblo, y que su concurrencia era habitual, mirándome con gesto cómplice…
Otra tarde, mientras examinaba al niño ayudante del cura, le pregunté qué tal andaban sus cosas, a lo que me contestó muy serio, que no solamente ayudaba en las tareas simples del principio, sino que además tenía que barrer la Capilla y los alrededores, arreglar la cama del sacerdote, servirle el desayuno y las comidas, levantar la mesa y lavar todo, platos, cubiertos etc. Es decir, que mi paciente estaba todo el día en disponibilidad de aquél hombre, con mi “supuesta” autorización.
-Me dirigí de inmediato al habitáculo del joven cura, enfrentándolo en forma clara y lanzándole una catarata de palabras referidas directamente a su inconducta, y explicándole que iba a dar parte, ya mismo, a la Dirección del Establecimiento. Él intentó gritarme, y respondí provocando su huída apresurada.-
-Acto seguido me entrevisté con el Director y puse los sucesos en su conocimiento. En el Hospital hubo un tremendo revuelo, ya que se le comunicó oficialmente que se solicitaría la suspensión correspondiente a las autoridades de las que dependía. Pero también reaccionó indebidamente el Personal subalterno, que quiso tomar represalia por mano propia, e inmediatamente juntaron en un gran recipiente basura de otros sectores, colocándolo en la entrada de la Capilla. El cura, indignado, pensó que aquello había sido ordenado por el Director, y alzando el gran recipiente, lo trasladó hacia el edificio principal, colocándolo en la entrada del despacho del Dr.Texidor.-
A la mañana siguiente, el intenso olor de la podredumbre, provocó la reacción psicótica del Funcionario, que levantó el tacho de basura, atravesó los 50 metros del patio, y lo arrojó con fuerza contra la puerta del Templo.-
Ese mediodía, cuando llegamos a tomar servicio, el que habla y los Dres. Delle Piane y Cacopardo, no podíamos creer lo que estábamos viendo: el Hall de la Dirección, lleno de basura totalmente putrefacta; el Director queriendo golpear al cura y gritándole que iba a hacer un Sumario; el ex ayudante (paciente de mi sala), que junto a una enfermera gritaban : y que diga la novia que tiene, que es fulana de tal!, delante de dos policías que pretendían separarlos, ante la mirada risueña de la gente…También estaba presente un periodista con un fotógrafo, ambos del diario local, que le hacían preguntas al hombre de la Sotana, que contestó ¡Prefiero un sumario por cojudo y no por puto!(sic)-
ESPERO QUE SE RÍAN, PUES DE ESTO DOY FE .
JOTACET- 27-ENERO- 2010