El hospital era antiguo, con cinco plantas y dos explanadas a ambos lados de la entrada, y ubicado en el Centro Geográfico de la Ciudad de Buenos Aires, equidistante de todos lados, en Capital Federal.- Su domicilio era Patricias Argentinas 750, entre Curie y Roentgen.- El día 02 de Mayo de 1977, subí las escaleras y me presenté en la Dirección, ante el Dr. Díaz Bobillo.-
Inmediatamente vinieron a saludarme mis amigos, Dres. Jorge Barragué y Jorge P.Méndez, jefes de la Unidad de Alta Energía y de Tele cobaltoterapia; el jefe de Cirugía, Dr.Gruart; el Dr.Abulafia, extraordinario patólogo cuyo apellido significa “Padre de la Salud”.-También me saludaron Galmarini, Guillermo Temperley, Ernesto Alegre, el Dr.Jadzinski (jefe de clínica médica), etcétera, dándome una calurosa bienvenida.-
Mis tareas consistían en atender consultorio externo todos los días, y resolver problemas en las distintas salas de internación.- Inmediatamente, como terminábamos más ó menos a las 11 horas y nos íbamos después de las 12, organicé una especie de Ateneo tres veces por semana, con presentación de casos y también de bibliografía. Fuimos invitando a distintos servicios, y se transformó en un éxito, donde todos querían participar.(en aquél hospital, prácticamente no había reuniones de ese tipo).-
Comencé a concurrir varias veces por semana al servicio de radiaciones ionizantes, para ver cómo se calculaba la dosimetría, y como se aplicaba la cobaltoterapia, mientras Barragué y Méndez me mostraban el seguimiento de sus pacientes y todas las formas de iatrogenia, y cómo evitarla.- Allí conocí a una mujer extraordinaria, la mejor técnica de radioterapia.-Su nombre, Hella Memmler, que había pertenecido a las famosas “Juventudes”.- Nos hicimos muy amigos, hablábamos en alemán, y disfrutábamos de su exquisito café, junto con el Dr. Jorge Méndez.-
Cerca de 1990, volvió Hella de un viaje por Alemania junto con dos amigos que habían militado en el “Partido”. Siempre me había llamado la atención que ella negara la existencia del Holocausto y los famosos Campos.- Lo cierto es que, a su regreso, vino a verme muy temprano, y con sus azules ojos llenos de lágrimas, me contó que, con sus dos amigos, habían ido cada uno a un lugar distinto de Alemania y Polonia, y a los 10 días se habían reunido en Munich, y se habían intercambiado fotografías terribles. A los 70 años, habían comprobado que todo lo que decían los “aliados” y los Judíos, había sido verdad…Los únicos mentirosos habían sido sus jerarcas, que a sus “Juventudes” les habían ocultado todo, y las mismas lo habían creído fielmente durante 45 años.-
Por lo menos, así era mi querida amiga Hella Memmler… ¡Cómo no creer en esas sinceras lágrimas, cuando gritaba furiosamente que esos hijos de puta los habían engañado tan miserablemente! Parece mentira, pero es la verdad : así eran de fieles los alemanes de esa época.- Ella vino a la Argentina en 1946, y siendo muy jovencita, estudió en el Hospital Rivadavia todo el tema de las radiaciones, y allí fue donde conoció al Dr. Jorge P. Méndez.-
Poco tiempo después me nombraron Jefe a Cargo de Consultorios Externos, y más tarde, Jefe de la Internación del tercer piso, al jubilarse el Dr.Jadzinski.- También fui encargado del Comité de Tumores, y por concurso, Jefe de la Unidad de Quimioterapia del Hospital.-
En la Sala del Tercer piso, con 40 camas de Mujeres y 32 de Hombres, llegué a tener 8 médicos del Staff, y 21 médicos concurrentes durante años.-Eso significa que algo sucedía científicamente en semejante grupo humano.-
Por las mañanas, muy temprano, conversaba con mi amiga Kinesióloga de la sala, Margarita Wolf, cuya familia era de Nüremberg.- A media mañana venía Hella Memmler a buscar las historias de los enfermos para radioterapia. Algunos días, cerca de mediodía, me visitaba la Dra. Irene Schaffer, Jefa de Farmacia, profesora de la Goethe Schule.- (Con la única que no hablé nunca en alemán, creo que fue Marlene Dietrich ).-
Inmediatamente vinieron a saludarme mis amigos, Dres. Jorge Barragué y Jorge P.Méndez, jefes de la Unidad de Alta Energía y de Tele cobaltoterapia; el jefe de Cirugía, Dr.Gruart; el Dr.Abulafia, extraordinario patólogo cuyo apellido significa “Padre de la Salud”.-También me saludaron Galmarini, Guillermo Temperley, Ernesto Alegre, el Dr.Jadzinski (jefe de clínica médica), etcétera, dándome una calurosa bienvenida.-
Mis tareas consistían en atender consultorio externo todos los días, y resolver problemas en las distintas salas de internación.- Inmediatamente, como terminábamos más ó menos a las 11 horas y nos íbamos después de las 12, organicé una especie de Ateneo tres veces por semana, con presentación de casos y también de bibliografía. Fuimos invitando a distintos servicios, y se transformó en un éxito, donde todos querían participar.(en aquél hospital, prácticamente no había reuniones de ese tipo).-
Comencé a concurrir varias veces por semana al servicio de radiaciones ionizantes, para ver cómo se calculaba la dosimetría, y como se aplicaba la cobaltoterapia, mientras Barragué y Méndez me mostraban el seguimiento de sus pacientes y todas las formas de iatrogenia, y cómo evitarla.- Allí conocí a una mujer extraordinaria, la mejor técnica de radioterapia.-Su nombre, Hella Memmler, que había pertenecido a las famosas “Juventudes”.- Nos hicimos muy amigos, hablábamos en alemán, y disfrutábamos de su exquisito café, junto con el Dr. Jorge Méndez.-
Cerca de 1990, volvió Hella de un viaje por Alemania junto con dos amigos que habían militado en el “Partido”. Siempre me había llamado la atención que ella negara la existencia del Holocausto y los famosos Campos.- Lo cierto es que, a su regreso, vino a verme muy temprano, y con sus azules ojos llenos de lágrimas, me contó que, con sus dos amigos, habían ido cada uno a un lugar distinto de Alemania y Polonia, y a los 10 días se habían reunido en Munich, y se habían intercambiado fotografías terribles. A los 70 años, habían comprobado que todo lo que decían los “aliados” y los Judíos, había sido verdad…Los únicos mentirosos habían sido sus jerarcas, que a sus “Juventudes” les habían ocultado todo, y las mismas lo habían creído fielmente durante 45 años.-
Por lo menos, así era mi querida amiga Hella Memmler… ¡Cómo no creer en esas sinceras lágrimas, cuando gritaba furiosamente que esos hijos de puta los habían engañado tan miserablemente! Parece mentira, pero es la verdad : así eran de fieles los alemanes de esa época.- Ella vino a la Argentina en 1946, y siendo muy jovencita, estudió en el Hospital Rivadavia todo el tema de las radiaciones, y allí fue donde conoció al Dr. Jorge P. Méndez.-
Poco tiempo después me nombraron Jefe a Cargo de Consultorios Externos, y más tarde, Jefe de la Internación del tercer piso, al jubilarse el Dr.Jadzinski.- También fui encargado del Comité de Tumores, y por concurso, Jefe de la Unidad de Quimioterapia del Hospital.-
En la Sala del Tercer piso, con 40 camas de Mujeres y 32 de Hombres, llegué a tener 8 médicos del Staff, y 21 médicos concurrentes durante años.-Eso significa que algo sucedía científicamente en semejante grupo humano.-
Por las mañanas, muy temprano, conversaba con mi amiga Kinesióloga de la sala, Margarita Wolf, cuya familia era de Nüremberg.- A media mañana venía Hella Memmler a buscar las historias de los enfermos para radioterapia. Algunos días, cerca de mediodía, me visitaba la Dra. Irene Schaffer, Jefa de Farmacia, profesora de la Goethe Schule.- (Con la única que no hablé nunca en alemán, creo que fue Marlene Dietrich ).-
JOTACET- 04-FEBRERO-10
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