Transcurría el año 1.958, yo cursaba el quinto año de Medicina y hacía guardia como practicante en el sanatorio de la Obra Social del Ministerio de Economía, en la calle Lavalle 1.686, en el centro de Buenos Aires. Esa noche internaron una niña de siete años, hermosa, muy complicada, a la que se le diagnosticó “acidosis diabética”, patología bastante grave. Me apresuré a comunicarme con el pediatra de guardia pasiva, Dr Marani, infructuosamente, pero fue imposible… Entonces, con el chofer de la ambulancia partimos de inmediato hacia la casa del especialista para traerlo a asistir a la menor. Eran las 23.30 hs cuando salimos rumbo a Castelar, provincia de Bs As, distante a unos 35 Km de distancia. Cuando llegamos, vimos el hermoso chalet del Dr Marani, con un gran parque circundante, rodeado por una empalizada muy prolijamente diseñada.
No se visualizaba ningún timbre de llamada, y al comprobar que la puerta con forma de tranquera estaba sin llave, entramos al jardín y comenzamos a subir, ya que el chalet se ubicaba en el centro de una especie de colina…Llegamos a un pino grande que estaba frente al porche de la casa, cuando repentinamente apareció un perro negro, grande y muy agresivo, que sin dudarlo hincó sus dientes en el tobillo del chofer, quien reaccionó como suele hacerse en ocasiones similares, y con su otro miembro inferior aplicó un tremendo puntapié en la zona posterior del animal, que con un aullido soltó la presa y cayó como fulminado encima del césped, mientras yo aplicaba una venda improvisada en el tobillo de mi compañero. De pronto, miramos al perro, y notamos que no se movía…y me dijo: doctorcito, este bicho me parece que está muerto, carajo!
Como la situación apuraba, tomamos al perrito y lo colocamos detrás de unas plantas…luego de lo cual fuimos decididamente a tocar el timbre del chalet. Nos atendió una mujer, que resultó ser la esposa, y al ponerla al tanto de nuestra urgencia, nos comentó que su teléfono funcionaba muy mal, y que su marido estaba con gripe y fiebre alta, haciéndonos pasar al interior. Marani dijo, ché, qué cagada, estoy con fiebre y me duele todo, y recién me tomé unos antigripales…
Le expliqué la seriedad del caso, y le pedí que viniera, que luego lo traeríamos de regreso…
El chofer se ubicó al volante, el Dr Marani en el centro, muy abrigado, con un sobretodo, un poncho encima, y un sombrero de gamuza… yo ocupé el lado de la puerta derecha, y partimos a toda marcha hacia la capital.
Durante el viaje, conversamos sobre los análisis de la chiquita y otras consideraciones médicas. Y el pediatra también nos contó que esa tarde habían ido a visitarlos unos vecinos nuevos, muy formales, y habían tomado el té juntos. Resulta que Marani tenía tres varones pequeños, y nos hizo reír mucho, porque la vecina había dejado a sus pies un perrito de esos Chihuahua, muy pequeñito, y el menor, de tres años, que era muy travieso, le había hurgado un ojito con un pequeño tenedor de postre al chihuahua, que se había puesto a chillar como loco, y cuando se dieron cuenta lo que sucedía debajo de la mesa, la vecina había insultado al matrimonio Marani, tratando al niño de degenerado, luego de lo cual, se había arruinado la visita y el té, y los vecinos se habían marchado violentamente..!
Cuando quisimos acordar, habíamos arribado al nosocomio, y fuimos directamente a la habitación de la niña, comenzando de inmediato el interrogatorio y los exámenes físicos de rigor…Me pareció notar que Marani estaba algo mareado, impreciso, y algo tembloroso, y comprobé que le había vuelto a subir la temperatura. Lo llevé a una habitación contigua, donde le aplicamos un antitérmico intramuscular, y entonces fui al teléfono y me comuniqué con el Dr Cambiano, gran pediatra, del Hospital de Clínicas, al que interioricé de la situación, y le pedí que por favor viniera, a lo cual accedió, ya que vivía en pleno centro, llegando en quince minutos. Se hizo cargo de la paciente, le aplicamos unos sueros intravenosos más otros medicamentos que él indicó, y la niña comenzó a mejorar ostensiblemente a las 08.00 hs. El Dr Marani también había mejorado, y , tal como había prometido, nos embarcamos de nuevo en la ambulancia, y partimos hacia Castelar más tranquilos…
Pero cuál no sería nuestra sorpresa, cuando al entrar en el parque de nuestro protagonista engripado, vimos en el Porche a la señora, en camisón, con los niños y unos vecinos, todos alborotados, rodeando una especie de gran caja, con el cadáver del perro negro, y ella, llorando, gritaba: ¡Fueron esos hijos de p, en venganza por ese chihuahua de mierda, con su ojito lastimado! ¡Y vos dejaste que dijeran que nuestro bebé era un degenerado, y no fuiste capaz de darle una trompada a ese energúmeno que se las dá de fino!
El chofer y yo nos mirábamos con sensación cómplice, con vergüenza, cuando Marani bajó de un salto y miró a su perro negro muerto, gritó ¡que los parió! Y entró corriendo a su chalet gritando: ahora mismo agarro el revólver y los cago a tiros, pobre Negrito! Nosotros lo paramos, y yo expliqué la verdad, les mostré el tobillo de mi compañero, y dije que el perro había recibido un simple puntapié, y que debía haber muerto de un paro cardíaco, como dicen los veterinarios…y qué se yo… y mientras Marani y Señora nos mandaban a la mierda, subimos lo más pronto que pudimos al vehículo y nos alejamos rápidamente..!
Epílogo: yo seguí trabajando en aquel lugar hasta el año 2.000 en que me jubilé.
Marani no volvió a darme pelota nunca más.
La nena salió muy bien de aquel episodio, gracias al Dr Cambiano, y a propósito, cuando volvimos a entrar esa mañana en el sanatorio, nos estaban esperando los familiares y el personal para brindar por nosotros..!
PERO, A PESAR DE ESOS FINALES FELICES QUE A VECES NOS DA LA MEDICINA…. ¡ESA HABÍA SIDO UNA NOCHE DE PERROS!
JOTACET- 05- agosto- 09-
No se visualizaba ningún timbre de llamada, y al comprobar que la puerta con forma de tranquera estaba sin llave, entramos al jardín y comenzamos a subir, ya que el chalet se ubicaba en el centro de una especie de colina…Llegamos a un pino grande que estaba frente al porche de la casa, cuando repentinamente apareció un perro negro, grande y muy agresivo, que sin dudarlo hincó sus dientes en el tobillo del chofer, quien reaccionó como suele hacerse en ocasiones similares, y con su otro miembro inferior aplicó un tremendo puntapié en la zona posterior del animal, que con un aullido soltó la presa y cayó como fulminado encima del césped, mientras yo aplicaba una venda improvisada en el tobillo de mi compañero. De pronto, miramos al perro, y notamos que no se movía…y me dijo: doctorcito, este bicho me parece que está muerto, carajo!
Como la situación apuraba, tomamos al perrito y lo colocamos detrás de unas plantas…luego de lo cual fuimos decididamente a tocar el timbre del chalet. Nos atendió una mujer, que resultó ser la esposa, y al ponerla al tanto de nuestra urgencia, nos comentó que su teléfono funcionaba muy mal, y que su marido estaba con gripe y fiebre alta, haciéndonos pasar al interior. Marani dijo, ché, qué cagada, estoy con fiebre y me duele todo, y recién me tomé unos antigripales…
Le expliqué la seriedad del caso, y le pedí que viniera, que luego lo traeríamos de regreso…
El chofer se ubicó al volante, el Dr Marani en el centro, muy abrigado, con un sobretodo, un poncho encima, y un sombrero de gamuza… yo ocupé el lado de la puerta derecha, y partimos a toda marcha hacia la capital.
Durante el viaje, conversamos sobre los análisis de la chiquita y otras consideraciones médicas. Y el pediatra también nos contó que esa tarde habían ido a visitarlos unos vecinos nuevos, muy formales, y habían tomado el té juntos. Resulta que Marani tenía tres varones pequeños, y nos hizo reír mucho, porque la vecina había dejado a sus pies un perrito de esos Chihuahua, muy pequeñito, y el menor, de tres años, que era muy travieso, le había hurgado un ojito con un pequeño tenedor de postre al chihuahua, que se había puesto a chillar como loco, y cuando se dieron cuenta lo que sucedía debajo de la mesa, la vecina había insultado al matrimonio Marani, tratando al niño de degenerado, luego de lo cual, se había arruinado la visita y el té, y los vecinos se habían marchado violentamente..!
Cuando quisimos acordar, habíamos arribado al nosocomio, y fuimos directamente a la habitación de la niña, comenzando de inmediato el interrogatorio y los exámenes físicos de rigor…Me pareció notar que Marani estaba algo mareado, impreciso, y algo tembloroso, y comprobé que le había vuelto a subir la temperatura. Lo llevé a una habitación contigua, donde le aplicamos un antitérmico intramuscular, y entonces fui al teléfono y me comuniqué con el Dr Cambiano, gran pediatra, del Hospital de Clínicas, al que interioricé de la situación, y le pedí que por favor viniera, a lo cual accedió, ya que vivía en pleno centro, llegando en quince minutos. Se hizo cargo de la paciente, le aplicamos unos sueros intravenosos más otros medicamentos que él indicó, y la niña comenzó a mejorar ostensiblemente a las 08.00 hs. El Dr Marani también había mejorado, y , tal como había prometido, nos embarcamos de nuevo en la ambulancia, y partimos hacia Castelar más tranquilos…
Pero cuál no sería nuestra sorpresa, cuando al entrar en el parque de nuestro protagonista engripado, vimos en el Porche a la señora, en camisón, con los niños y unos vecinos, todos alborotados, rodeando una especie de gran caja, con el cadáver del perro negro, y ella, llorando, gritaba: ¡Fueron esos hijos de p, en venganza por ese chihuahua de mierda, con su ojito lastimado! ¡Y vos dejaste que dijeran que nuestro bebé era un degenerado, y no fuiste capaz de darle una trompada a ese energúmeno que se las dá de fino!
El chofer y yo nos mirábamos con sensación cómplice, con vergüenza, cuando Marani bajó de un salto y miró a su perro negro muerto, gritó ¡que los parió! Y entró corriendo a su chalet gritando: ahora mismo agarro el revólver y los cago a tiros, pobre Negrito! Nosotros lo paramos, y yo expliqué la verdad, les mostré el tobillo de mi compañero, y dije que el perro había recibido un simple puntapié, y que debía haber muerto de un paro cardíaco, como dicen los veterinarios…y qué se yo… y mientras Marani y Señora nos mandaban a la mierda, subimos lo más pronto que pudimos al vehículo y nos alejamos rápidamente..!
Epílogo: yo seguí trabajando en aquel lugar hasta el año 2.000 en que me jubilé.
Marani no volvió a darme pelota nunca más.
La nena salió muy bien de aquel episodio, gracias al Dr Cambiano, y a propósito, cuando volvimos a entrar esa mañana en el sanatorio, nos estaban esperando los familiares y el personal para brindar por nosotros..!
PERO, A PESAR DE ESOS FINALES FELICES QUE A VECES NOS DA LA MEDICINA…. ¡ESA HABÍA SIDO UNA NOCHE DE PERROS!
JOTACET- 05- agosto- 09-
Doc, tienes para escribir tantas anécdotas y cada una mas interesante que la otra, para ser justa todas interesantísimas.El perro negro me dió tristeza pero no te negaré que me hiciste reír con el quilombo que armaron y mas encima casi ocurre una desgracia entre vecinos . Nuca dejes de escribir tus recuerdos, es una bella forma de testimoniar el pasado y traerlo hasta nosotros. Siempre me voy agradecida de haberte leído y me sumo al brindis por la mejoría de la nena esa. Te dejo besos y cariño
ResponderEliminarSiempre presente
Cecy
-CECY, QUERIDA AMIGA Y COMPINCHE, GRACIAS POR NO IMPORTARTE LA EXTENSIÓN, SINO EL CONTENIDO. ESTE RELATO ES TAN VERÍDICO COMO QUE ME LLAMO JULIO CESAR, Y ME DIVIERTE MUCHO COMPARTIRLO CON LOS QUE SEAN DEL MISMO GUSTO- POR FAVOR, NO ABANDONES NUNCA-MIS CARIÑOS PARA TODOS USTEDES-
ResponderEliminarJOTACET
Ja, me has hecho reir para adentro Jota, jajajaja.
ResponderEliminarCiertamente. ¡ qué quilombo !.
-QUERIDA MAREA, AMIGA, EN MI VIDA DE MÉDICO TUVE AVENTURAS UNA TRAS OTRA, GRACIOSAS, TRISTES, PARA TODOS LOS GUSTOS,Y EN LA DE CIUDADANO COMÚN, NO TE DIGO NADA. ADEMÁS, ES UN PLACER COMPARTIRLAS.GRACIAS POR LEER.
ResponderEliminarJOTACET
Jotacet. Ay amigo he degustado de principio a fin esta narración pero sabes lo mas hermoso que encuentro a pesar de haber sido una noche de perros? tu entrega misma en esta narración, tu relato vivencial que es como a mi me gustan!... te quiero mucho amigo, nunca dejes de escribir como lo haces, porque leerte es estar como en ese luegar viviendo cada instante...
ResponderEliminarBesitos
Vickie
-QUERIDA VICKINITA, FRIJOLITO MORENO ENCHILAO,Y ¿CREES TÚ QUE PODRÍA ESCRIBIR DE OTRA MANERA? CADA FRASE HA SEGREGADO SU GOTITA DE ADRENALINA, Y A PESAR DE TODO LAS CORONARIAS AGUANTAN...¿SABES LA RAZÓN?: PUES LAS LÁGRIMAS, QUE DEPURAN EL ALMA, QUERIDA AMIGA IRROMPIBLE- QUIERO SEGUIR VIÉNDOTE EN ESTE RINCONCITO, JUNTO CON LORET Y CECY,ES DECIR, MIS HERMANITAS.
ResponderEliminarJOTACET
BUENISIMO TORDO,EN CADA NOCHE ,EN CADA DIA,EN CADA GUARDIA,EN CADA ESQUINA UNA ANECDOTA TUYA Y TU FRANCO CORAZON
ResponderEliminarJotita yo diría mas bien que fue una noche de terror, mama mía que pesadilla, bueno gracias a Dios es un recuerdo de tus experiencias galenas, me intrigo mas que una novela de suspenso. Besitos mi pebete lindo
ResponderEliminar-GRACIAS, GUILLE, CUANDO REBOBINÁS, TODA LA VIDA ES EL CONJUNTO DE HISTORIAS, DOLORES, ALEGRÍAS, PUÑALADAS, ABRAZOS, NIÑAS BIEN DE FAMILIAS MAL, Y NIÑAS MAL DE FAMILIAS BIEN...COMO DECÍA EDMUNDO RIVERO!-ALGUNAS VECES TE DEJAN...Y OTRAS, TE DEJÁS...¡AMAR!¿CHÉ, TE ASUSTASTE..?- DIOS TE BENDIGA HERMANITO-
ResponderEliminarJOTACET
-MI QUERIDA MAJO (ERIKA PA LOS ÍNTIMOS):SIEMPRE PRESENTE, NENA, HACE DOS DÍAS QUE NO ENTRO, AHORA MISMO CORRO A LEERTE. PARA VOS, LA PUERTA CON LA LLAVE DEBAJO DEL FELPUDO-
ResponderEliminar-AHORA QUE NO JUNA NADIE:DOS BESOS!
JOTACET
¡JAAAAAAAAAAAAAAA! ¡Qué noche!¡MOVIDITA Y SURTIDA!Y que historia tan redonda esa de los perros ,coincidente e increíble.¡Perfecta!
ResponderEliminarLo del chiuaua,yo creí que las travesuras de mi hijo menor eran las más terribles,pero hay otras ...
Me encantó esta historia!Cuando leo sus escritos ,hasta le veo las caras a los protagonistas!
Que maravilla de relato, lo he vivido intensamente, vaya un puntapie que tubo que dar el chofer, jejejeje.
ResponderEliminarUn abrazo
Pepe cercas
-ELSITA QUERIDA, TE JURO QUE NO HUBO FICCIÓN,Y FUE TAL CUAL. ME ACUERDO Y RÍO SOLO-BESOS-
ResponderEliminarJOTACET
-PEPE QUERIDO, ESE CHOFER TRABAJÓ CONMIGO COMO 10 AÑOS, Y ERA FUTBOLISTA VETERANO CON UN SHOT TERRIBLE, EL PERRITO FUE TESTIGO-GRACIAS POR TU VISITA, TE MANDO UN GRAN ABRAZO DESDE AQUÍ-
ResponderEliminarJOTACET