miércoles, 13 de enero de 2010

LOS NIÑOS DE GENERAL RODRIGUEZ Y YO


El pabellón a mi cargo tenía un nombre exótico: Pabellón Gaggero, en homenaje a un personaje famoso de la historia local. Mi despacho era un gran ambiente, con un enorme hogar de leña, escritorio, dos roperos antiguos donde se guardaban unos libros enormes de la época en que se hacía tratamiento “desensibilizante” con inyecciones subcutáneas de B.C.G. diariamente a todos los pacientes, y se anotaba cada aplicación a cada niño, cada día y durante años. A la derecha de mi escritorio había una gran ventana, en la que habitualmente se paraba alguna vaca rumiando y mirando hacia adentro. Pero además, se observaba cómodamente el bosque y las plantas llenas de flores.

Había una caba enfermera, con un plantel adecuado, y mucamas y celadoras, con cocinera y ayudantes para atender adecuadamente a los niños. Las habitaciones eran de dos y tres camas. Algunos más pequeños además de su cama tenían su “corralito” porque todavía no caminaban. La higiene se mantenía celosamente, igual que la disciplina, tanto en las habitaciones como en el comedor, y durante la noche y la “siesta”, que era obligatoria.-Casi todos los niños padecían de tuberculosis de Primoinfección, y no eran contagiosos.- Cada tanto se producían casos de enfermedades comunes que algunas veces adquirían el carácter de pequeñas epidemias, solamente en la sala, y otras trascendían a otros pabellones del nosocomio. Los padres de muchos chicos estaban internados en otros hospitales de la especialidad, como el Tornú, Santojanni ó Muñiz. Eso entorpecía el alta en algunos casos, ya que no tendrían con quien estar en sus domicilios, en caso en que tuvieran un hogar real, y así pasaban meses y hasta años, en que esos inocentes carecían de destino formal y lógico, y también de la instrucción primaria adecuada, prolongando su analfabetismo sin que las autoridades buscaran la solución a ese grave problema. Cuando nosotros reclamábamos por el destino de un niño, habitualmente se lo trasladaba hacia algún instituto de menores, donde iba a convivir con niños delincuentes, sin ningún proyecto de rehabilitación.- Por esos motivos, conseguimos habilitar 2 salas que habían sido de adultos y se encontraban sin pacientes, para albergar a aquéllos que estaban curados, y también se consiguió luego de trámites interminables, que el Ministerio de Educación dispusiera una enseñanza primaria normal, hasta que pudieran irse con su familia u otros tutores, y se interrumpiera su desarraigo.- Junto con mis colegas, puedo decir con todo orgullo, que fui pionero en ese sentido.- Quién me iba a decir que treinta años después iba a contemplar, como en este siglo XXI, la total desaprensión de los políticos corruptos y ladrones, que han permitido la casi total destrucción de la salud y la cultura de la mayoría de nuestros niños, aunque no sean carentes de familiares, tan incultos como ellos mismos!! -
Trabajé allí desde 1964 hasta 1971, en que renuncié.


JOTACET- 13-ENERO-2010

4 comentarios:

  1. Me ha gustado encontrar su Blog y me quedo con este comentario, que comparto "como en este siglo XXI, la total desaprensión de los políticos corruptos y ladrones, que han permitido la casi total destrucción de la salud y la cultura de la mayoría de nuestros niños"

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  2. -GRACIAS, AMIGO, UN PLACER.
    JOTACET

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  3. Una dura historia, pero real. Debió ser muy triste pasar por esos trances. Un saludo.

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  4. A.R.O.: INDUDABLEMENTE, AMIGO, PERO TANTOS NIÑOS CON SU INNATA NOBLEZA, ME HAN DEJADO UN BALANCE MUY POSITIVO. CONTRA LA INOCENCIA, NO HAY MÁQUINA CAPAZ DE DESTRUIRLA. GRACIAS POR TU VISITA Y COMENTARIO. UN GRAN ABRAZO.
    JOTACET

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