En la guardia del Santojanni hubo una enfermera Caba, que se llamaba Argentina Ferro, la querida Tina, mezcla de ángel, sargento de caballería, y enfermera.- Ella sola le hacía marcar el paso a todo el mundo, pero tenía especial predilección por mí, lo cual era de ida y vuelta.- Con ella recibimos un día un cadáver, en ataúd cerrado y con el correspondiente Certificado de Defunción confeccionado por un médico particular.
Esto sonará raro, sobre todo a los médicos jóvenes. Sucede que, durante la época de la subversión y la represión, se había recibido de las autoridades respectivas un Radiograma que nos obligaba, a todos los médicos de Guardia, a recibir cadáveres de la vía pública, siempre que la muerte hubiera sido de causa natural, y estuviese debidamente certificada por un médico en el certificado oficial, con la causa de muerte, la firma y el sello aclaratorio del profesional actuante.
Por esos motivos, Tina me llamó y aceptamos el cadáver, ya que cumplía todos los requisitos. Una vez recibido, con el Portero, señor Rosales, de acuerdo con el citado Radiograma, se depositó el féretro en la Morgue, y el Certificado que decía que había fallecido por un “Infarto de Miocardio”, quedó depositado en la guardia, hasta que vinieran las personas de la familia a retirar al fallecido.- Reglamentariamente todo estaba en orden. Pero Tina, mientras me servía un café, me dijo que ella tenía el pálpito de que eso era algún “balurdo”.- Como casi nunca se equivocaba, al rato me comuniqué con el Comando Radioeléctrico y ante la duda, vino velozmente la Policía. Procedieron a la apertura del cajón, y al exámen del cuerpo, cuya parte anterior era normal. Cuando lo pusieron en decúbito ventral (boca abajo), resultó que en la espalda mostraba varios impactos de grueso calibre.- Se secuestró el certificado, y se montó un operativo de vigilancia hasta la noche, en que en varios vehículos vinieron varias personas que dijeron ser sobrinos del muerto. Al ser interrogados, hubo contradicciones y quedaron todos detenidos. Sucedió que el cadáver figuraba con un nombre falso en el certificado que era también falso, y había fallecido en un enfrentamiento con la Policía, y los supuestos sobrinos, resultaron integrantes de una célula de origen ilegal.- Desde entonces, Tina repetía: a esta negra no se le escapa nada! (y tenía razón).-
Luego de cierto tiempo, tuve que atenderla de urgencia, porque se fracturó el fémur izquierdo, y le pusieron el yeso correspondiente. Durante el exámen general, le encontré un tumor de mama avanzado, y con numerosas metástasis.- Estaba internada en nuestro sector oncológico, donde le propuse la aplicación de una droga que aún estaba en experimentación, y ella me firmó el Consentimiento Informado.- De esa manera, Argentina Ferro fue la primera paciente que recibió, en nuestro medio, Adriblastina, ó Doxorubicina, que todavía no estaba en venta, y la conseguimos a través del Laboratorio Farmitalia, con sede en Milán. Lamentablemente, a pesar de todo el esfuerzo empleado, falleció unos meses después.
Y se produjo el cierre del Santojanni, que se remodeló y se transformó en Hospital General de Agudos, con el mismo nombre, y pasó el ex hospital Salaberry con todo su personal.- Y entonces comenzó a surgir una leyenda, cuando algunas enfermeras del Salaberry recorrían el Santojanni clausurado, para evaluar los lugares apropiados para las distintas futuras dependencias. Entonces contaban que, de pronto, se les cruzaba una enfermera desconocida, gordita, con una cofia antigua, y de rápido andar, que repentinamente entraba en alguna habitación sin responder al llamado de las demás, y al seguirla, había desaparecido. Casos parecidos se comentaron varias veces, e inclusive algunos decían que se trataba de Tina, que no quería abandonar su querido Hospital.-Hasta después de morir, Argentina Ferro seguía originando historias…
Tampoco olvido al hijo de Tina, con su bigote y su barba, y su enorme amor por su madre. Se dedicaba a la computación, y amaba la buena música. –Un día fui a visitar a mi amiga poco antes que todo terminara, y escuché una música muy buena que emitía un disco colocado cerca del lecho.- Cuando dije que me gustaba mucho, el hijo, simplemente lo extrajo y me lo regaló.-Lo tengo muy bien guardado por todo lo que representa, y se trata de la Banda Sonora del film “Roller-Ball”con algunos temas de música clásica.- También tengo en el recuerdo a mi amigo Rosales, la pareja de Argentina Ferro, que nunca quiso formalizar porque era del tiempo “de la palabra empeñada”, y fue el más digno Portero del Hospital Santojanni, en su época de oro.-
Todos los que nos acompañaron en aquella etapa, hasta 1976, sin excepción resultan inolvidables, porque eran gente común, leal, y representan al Buenos Aires que se fue, tal como el cuadro de Don Quinquela Martín, esa maravilla que se puede apreciar al fondo del pasillo de la planta baja del amado Hospital . (Hombres Trabajando).-
JOTACET- 30-Julio- 09-
Esto sonará raro, sobre todo a los médicos jóvenes. Sucede que, durante la época de la subversión y la represión, se había recibido de las autoridades respectivas un Radiograma que nos obligaba, a todos los médicos de Guardia, a recibir cadáveres de la vía pública, siempre que la muerte hubiera sido de causa natural, y estuviese debidamente certificada por un médico en el certificado oficial, con la causa de muerte, la firma y el sello aclaratorio del profesional actuante.
Por esos motivos, Tina me llamó y aceptamos el cadáver, ya que cumplía todos los requisitos. Una vez recibido, con el Portero, señor Rosales, de acuerdo con el citado Radiograma, se depositó el féretro en la Morgue, y el Certificado que decía que había fallecido por un “Infarto de Miocardio”, quedó depositado en la guardia, hasta que vinieran las personas de la familia a retirar al fallecido.- Reglamentariamente todo estaba en orden. Pero Tina, mientras me servía un café, me dijo que ella tenía el pálpito de que eso era algún “balurdo”.- Como casi nunca se equivocaba, al rato me comuniqué con el Comando Radioeléctrico y ante la duda, vino velozmente la Policía. Procedieron a la apertura del cajón, y al exámen del cuerpo, cuya parte anterior era normal. Cuando lo pusieron en decúbito ventral (boca abajo), resultó que en la espalda mostraba varios impactos de grueso calibre.- Se secuestró el certificado, y se montó un operativo de vigilancia hasta la noche, en que en varios vehículos vinieron varias personas que dijeron ser sobrinos del muerto. Al ser interrogados, hubo contradicciones y quedaron todos detenidos. Sucedió que el cadáver figuraba con un nombre falso en el certificado que era también falso, y había fallecido en un enfrentamiento con la Policía, y los supuestos sobrinos, resultaron integrantes de una célula de origen ilegal.- Desde entonces, Tina repetía: a esta negra no se le escapa nada! (y tenía razón).-
Luego de cierto tiempo, tuve que atenderla de urgencia, porque se fracturó el fémur izquierdo, y le pusieron el yeso correspondiente. Durante el exámen general, le encontré un tumor de mama avanzado, y con numerosas metástasis.- Estaba internada en nuestro sector oncológico, donde le propuse la aplicación de una droga que aún estaba en experimentación, y ella me firmó el Consentimiento Informado.- De esa manera, Argentina Ferro fue la primera paciente que recibió, en nuestro medio, Adriblastina, ó Doxorubicina, que todavía no estaba en venta, y la conseguimos a través del Laboratorio Farmitalia, con sede en Milán. Lamentablemente, a pesar de todo el esfuerzo empleado, falleció unos meses después.
Y se produjo el cierre del Santojanni, que se remodeló y se transformó en Hospital General de Agudos, con el mismo nombre, y pasó el ex hospital Salaberry con todo su personal.- Y entonces comenzó a surgir una leyenda, cuando algunas enfermeras del Salaberry recorrían el Santojanni clausurado, para evaluar los lugares apropiados para las distintas futuras dependencias. Entonces contaban que, de pronto, se les cruzaba una enfermera desconocida, gordita, con una cofia antigua, y de rápido andar, que repentinamente entraba en alguna habitación sin responder al llamado de las demás, y al seguirla, había desaparecido. Casos parecidos se comentaron varias veces, e inclusive algunos decían que se trataba de Tina, que no quería abandonar su querido Hospital.-Hasta después de morir, Argentina Ferro seguía originando historias…
Tampoco olvido al hijo de Tina, con su bigote y su barba, y su enorme amor por su madre. Se dedicaba a la computación, y amaba la buena música. –Un día fui a visitar a mi amiga poco antes que todo terminara, y escuché una música muy buena que emitía un disco colocado cerca del lecho.- Cuando dije que me gustaba mucho, el hijo, simplemente lo extrajo y me lo regaló.-Lo tengo muy bien guardado por todo lo que representa, y se trata de la Banda Sonora del film “Roller-Ball”con algunos temas de música clásica.- También tengo en el recuerdo a mi amigo Rosales, la pareja de Argentina Ferro, que nunca quiso formalizar porque era del tiempo “de la palabra empeñada”, y fue el más digno Portero del Hospital Santojanni, en su época de oro.-
Todos los que nos acompañaron en aquella etapa, hasta 1976, sin excepción resultan inolvidables, porque eran gente común, leal, y representan al Buenos Aires que se fue, tal como el cuadro de Don Quinquela Martín, esa maravilla que se puede apreciar al fondo del pasillo de la planta baja del amado Hospital . (Hombres Trabajando).-
JOTACET- 30-Julio- 09-